miércoles, 20 de agosto de 2008

Los Peruanos y el mundo nunca olvidaremos este día

15 de Agosto del 2007, a las 6.40 de la noche, un terremoto con una magnitud de 7.9 grados, sacudían las ciudades de Chincha y Pisco, con una duración de 3 minutos y medio. Casas, colegios e infraestructuras quedaron destruidos. Miles de ciudadanos perdieron sus medios de vida, centenares de personas resultaron heridas, 500 fallecidas y sus familias destrozadas.

En la penumbra de esa noche las cámaras de los distintos medios televisivos llegan a la altura del kilómetro 210 de la panamericana sur y nos brindan las primeras imágenes de la tragedia, las pistas parecían de cartón repujado, enormes grietas de más de 15 centímetros de ancho y mas de 3 metros de largo partían en varios pedazos la carretera que conduce a Chincha.

En las calles de Chincha el panorama era devastador, decenas de viviendas se habían desplomado. Entre los escombros, en la intemperie y en plena pista, varias familias envueltas apenas en frazadas intentaban abrigarse con lo poco que habían recaudado de sus casas ya que muchas se desplomaron y también se trataban de calentarse con fogatas de las maderas que se habían caído del lugar.

Mudos, con la mirada perdida como intentando asimilar que lo han perdido todo, sus casas, sus negocios e incluso sus familias. Luego en el hospital de Chincha varios fallecidos y heridos colmaron el lugar y estaban abarrotados por todas partes. Algunos heridos tuvieron que esperar horas de dolor para ser atendidos hasta en el jardín, lo único que quedaba eran las ambulancias de la ciudad de Lima llegaran al lugar del desastre.

Al salir de la ciudad de Chincha, la carretera que llevaba hacia Pisco estaba totalmente bloqueada, la caída del puente San Clemente impedían el paso.

En la mañana los pobladores recorrían estrupefactos por todas las calles, recién se podía ver lo que realmente sucedió. Decenas de fallecidos estaban por toda la plaza de armas de Ica, las personas no podían creer lo que estaba sucediendo, se morían de hambre y sed, lloraban por sus familiares, todo era muy triste, no había ni luz ni agua, las imágenes eran totalmente escalofriantes. Casas enteras ya no existían y personas aun se encontraban en los escombros. El primer grupo de policías llegaron a esa hora porque las pistas lo impidieron.

Imágenes como la del padre desesperado que encuentra a su hijo Jose Luis de 9 años debajo de los escombros fue impactante y asi muchos casos que pasaron en dichas ciudades. Los policías y pobladores ayudaban a sacar a más personas muertas que estaban dentro de las viviendas derrumbadas, pero ya era demasiado tarde, habían pasado muchas horas y para llegar a ellas tenían que necesitar retroexcavadoras.

Nos preguntaremos porque tiene que ocurrir esto pero lamentablemente nadie esta a salvo de nada, la vida es asi y hay que continuar, por eso hay que vivir cada momento que nos brinda la vida como si fuera el último, no hay que pelear con los demás porque somos hermanos, vivamos felices cada día y que Dios nos bendiga a todos.

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